Una vez acabada la campaña de renta 2017, voy a tratar un tema interesante. Cerca de 20 millones de contribuyentes hemos sido estudiados a conciencia con más información de la que somos capaces de imaginar. Hacienda ha contado con nuevas tecnologías como el Big Data y la Inteligencia Artificial para observarnos a todos, especialmente a quienes ostentan patrimonios de enjundia y grandes fortunas.
Desde hace un tiempo está tomando relevancia ese “Big Data” como hipermercado de soluciones y herramientas en una lucha contra el fraude que, gracias a las grandes fuentes de información que maneja Hacienda, ha ido ganándose el calificativo de “implacable”.
Ya hace unos meses un otrora director de la Agencia Tributaria afirmó, sin cortarse, que los datos que obran en poder de Hacienda son “la repera patatera“. Hacienda dispone de más de 10.000 millones de datos fiscales y billones crecientes de otros datos no necesariamente fiscales; una cifra abrumadora. Hoy no hay en España ningún organismo público que disponga de más información sobre empresas y ciudadanos que el Ministerio de Hacienda: sus fuentes de información se han incrementado en más de un 60% desde 2011 y ya se sitúan en un número próximo al millar.
Como se desprende de los datos fiscales de los contribuyentes, Hacienda sabe con precisión de nóminas, facturaciones, préstamos, transmisiones de inmuebles, venta de fondos o acciones, repartos de dividendos, anuncios de alquiler por internet, propiedades en el extranjero (modelo 720), etc.
Pero es que no solo se queda ahí, sabe de operaciones con tarjetas de crédito, pólizas de seguros, facturas de luz, agua o gas, información catastral, de la Seguridad Social, matriculaciones de coches, amarres de yates, líneas telefónicas y un largo etcétera que crece y crece.
Un entorno dominado por una gran cantidad de información, la cual es infinita y mayoritariamente gratuita, siendo la tecnología para procesarla asequible y conocida, por lo que la clave solo reside en saber qué datos son útiles para cada objetivo. En ese punto, para hacer que todos los datos rastreados y recopilados cobren sentido práctico, entra en juego el data scientist que será el encargado de convertirlos en información útil.
El análisis y filtrado de la ingente cantidad de datos que Hacienda posee deriva en usos como el mapeado de las relaciones de un contribuyente con otros ciudadanos y empresas, estableciendo diferentes niveles de relación que además, posibilita detectar patrones que se repitan en estructuras de fraude. El dibujo de estos patrones de fraude facilita la elaboración a su vez de patrones de búsqueda por indicios y permite elaborar informes personalizados sobre casos estudiados. Todo en cuestión de minutos.
Dicho lo anterior, os quiero contar una curiosidad sobre el excesivo control externo que tiene Hacienda, inclusive nuestra autonómica Agencia Tributaria de Andalucía.
No hace mucho, cuando alguien fallecía en un determinado pueblo, en algunas ocasiones se “acordaba” por los herederos no declarar la herencia porque decían: ¡quién demonios se va a enterar en Hacienda que Frasquito ha fallecido, esperamos 4 años para que prescriba y “san se acabó”! Ni que decir tienen que la familia no publicaba esquela alguna en un periódico.
Eso ahora es imposible. Hace semanas asistí a una ponencia sobre el Impuesto sobre Sucesiones que impartieron algunos cargos relevantes de la Agencia Tributaria andaluza. Recordemos que el Impuesto sobre Sucesiones está cedido a las Comunidades Autónomas. El control, existencia de fuentes de información y cruce de datos actual es absoluto y no se escapa ni una herencia, ni aun en el pueblo más recóndito de Andalucía.
Saben de la existencia del fallecimiento y si los herederos sujetos pasivos superan o no un determinado patrimonio preexistente que les obligara a tributar (sobre el particular, os dejo este link a modo de recordatorio sobre el “nuevo marco actual del ISD en Andalucía”, puede ver el post AQUÍ.
Sobre fallecimientos, Hacienda tiene acceso fácil y automático por el Registro Civil.
Sobre los bienes del finado, los herederos sucesores y la situación patrimonial de éstos, saben por la AEAT, igualmente por aquel Registro Civil, Catastro, información de los Notarios, Registros de la Propiedad, Sistema SUR (sistema de declaraciones, como por ej: Imp. Patrimonio), Consejería de Asuntos Sociales por ayudas recibidas, tráfico, etc. Literalmente en aquella ponencia se dijo “desde un tiempo no se escapa ni una herencia que sea susceptible de tributar”.
En resumen, es tal el control actual que se tiene sobre nosotros, ya sea en el ámbito impositivo estatal, autonómico y hasta local, que Hacienda es nuestro peculiar “Gran Hermano” que todo lo ve. Desde Hacienda se afirma que, en el futuro, determinados hechos que ahora están ocultos no lo serán tanto gracias al manejo aún más eficiente de la información.
No está mal recordar la aseveración de Francis Bacon: “la información es poder”. ¡Y bien que la están manejando!